jueves, 2 de mayo de 2013

El Teatro Lara


En el casco viejo de Madrid, muy cerca de Callao, se encuentra el antiguo teatro Lara. 


Hace unas semanas tuve ocasión de participar en una visita guiada donde nos mostraron el interior de este edificio de varios siglos, que tiene un encanto especial y que sigue sirviendo como teatro y sala de conciertos.
Unas puertas rojas y negras en los bajos de un edificio de viviendas dan una primera impresión de lugar pequeño, pero al entrar el teatro se abre en amplias salas donde SON Estrella Galicia te invita a una cerveza si vas a uno de los eventos que ellos patrocinan.

Por dentro recuerda al Cine Doré (La Filmoteca Española), por la cuidad decoración de sus paredes, y ya en el patio de butacas un fresco en el techo representando según nos explicaron, a las musas, remata la sensación de lujo retro que te invade, como si acudieras a una representación de principios de siglo o incluso del XIX.

Es un sitio pequeño y acogedor, que te permite estar cerca de tu artista cuando vas a verle, aunque tiene bastante capacidad gracias a su estructura con tres pisos de palcos.
Nos contaron anécdotas como el hecho de que para conseguir el dinero con intención de renovar las deterioradas y excesivamente grandes butacas, se las vendieron a modo de souvenir a actores y otros personajes de teatro por el coste que suponía la nueva butaca, y a cambio su nombre figura hoy en unas plaquitas doradas que se ven cuando el asiento sube y se dobla al levantarte.
Nos fue permitido entrar en el palco real, desde donde veía las obras Alfonso XIII, y también subir al escenario, desde donde todo cobra una perspectiva distinta. 




Tras el decorado, en la parte trasera del escenario, una oración en tiza desea buna suerte a los artistas, con aspecto de llevar décadas allí escrita.


Una inmensa pared falsa de ladrillo se extiende tras el escenario en todas direcciones.

Los responsables del teatro se enorgullecen de contar que allí se estrenó la obra “Los intereses creados”  de Jacinto Benavente y te cuentan cómo el dueño le regalaba un puro, medio puro a un cuarto de puro a los directores, en función de lo buena que le pareciera la obra. Al parecer Jacinto Benabente huyó tras el estreno de "los intereses creados", temiendo que le fuesen a pedir entregar el puro a él. Yo leí la obra cuando estaba en el instituto y no me gustó demasiado, así que no sé qué opinar sobre esta anécdota, pero la obra finalmente llegó a tener bastante éxito y reconocimiento.

A mí me interesó más el hecho de que nos enseñasen los camerinos, donde los artistas que vienen hoy em día a dar conciertos se arreglan antes de salir. Parecen tocadores antiguos y humildes, pero son a la vez elegantes y mágicos, casi se pueden oler los antiguos artistas que pasaron por allí, siempre en sus buenos momentos, cuando tenían que actuar en Madrid, siempre cargados de ilusiones y de ganas de dar un buen espectáculo.


Por último solo añadir que muy cerca del Lara se encuentra el mítico bar "El perro de la parte de atrás del coche", del que sólo he oído historia de noches estupendas y descripciones de él como un sitio muy agradable.